Yucatán es tierra de sabores profundos, y entre sus tesoros culturales están las bebidas tradicionales que acompañan sus comidas, celebraciones y días calurosos. Más allá del agua de horchata o jamaica, hay toda una gama de bebidas locales que cuentan historias, curan el cuerpo y refrescan el alma.
Una de las más conocidas es el pozole seco, una bebida espesa preparada con maíz cocido, cacao, pimienta gorda, clavo y azúcar. Aunque su nombre puede confundir, no se trata de un plato, sino de una bebida que se sirve fría y tiene un sabor entre dulce y especiado, ideal para las tardes calurosas.
Otra bebida de herencia ancestral es el xtabentún, un licor tradicional elaborado con miel fermentada y anís. Su origen está ligado a las antiguas ceremonias mayas, y hoy se ofrece como digestivo en restaurantes o tiendas especializadas. Su sabor dulce y su trasfondo místico lo hacen único.
El balché, por su parte, es una bebida fermentada a base de corteza de árbol del mismo nombre. Aunque menos común hoy en día, sigue usándose en comunidades tradicionales durante ceremonias. Tiene un sabor fuerte y es considerado una bebida sagrada por algunos pueblos mayas.
En el ámbito cotidiano, destaca el refresco de chaya con piña, preparado con hojas de chaya (una planta local rica en hierro) y jugo natural de piña. Es un excelente energizante natural y se consume ampliamente tanto en casas como en cocinas económicas.
Otra delicia es el agua de pepita con naranja, que combina semillas de calabaza molidas con jugo de naranja y un toque de azúcar. Su textura es suave y su sabor sorprendentemente refrescante. Es una bebida común en pueblos del interior y en mercados tradicionales.
También se pueden encontrar versiones modernas o fusionadas, como el frappé de cocoyol, elaborado con la fruta del cocoyol, leche, hielo y azúcar. Esta fruta, parecida al dátil, tiene un sabor dulce y es típica de la región, aunque poco conocida fuera de ella.
Estas bebidas no solo refrescan, sino que narran la historia de una tierra donde la tradición culinaria se expresa también en los vasos. Cada sorbo conecta con ingredientes ancestrales, con prácticas de recolección, molienda, fermentación y mezcla que han pasado de generación en generación.
En mercados de Mérida, como el Lucas de Gálvez o el Santiago, es posible encontrar algunas de estas bebidas de forma artesanal. También en ferias locales y festivales gastronómicos donde se celebra la riqueza cultural de Yucatán.
En este verano, probar estas bebidas tradicionales es una forma auténtica de sumergirse en la identidad yucateca, una que se saborea tanto como se vive.