Entre los miles de cenotes que salpican la península de Yucatán, existe uno que se distingue no solo por su belleza, sino por un fenómeno natural que lo convierte en un sitio verdaderamente peculiar. El Cenote Suytun, ubicado a pocos minutos de Valladolid, ha llamado la atención de viajeros y estudiosos debido a una característica poco común: un disco de piedra perfectamente circular que emerge en medio del agua, formando una especie de “escenario” natural iluminado por un rayo de luz cenital.
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Una formación única
A diferencia de la mayoría de los cenotes tipo caverna, donde el acceso al agua es lateral o bordeado por plataformas irregulares, Suytun presenta un camino de cemento que conduce directamente al centro, hasta llegar a un círculo construido sobre una base rocosa que ya existía en el sitio.
Sin embargo, lo que lo hace “raro” no es solo esta plataforma, sino la forma en que la luz entra por una abertura en la bóveda superior: un haz luminoso que cae justo sobre el círculo, creando un efecto dramático, casi ceremonial, especialmente al mediodía.
Este fenómeno natural y arquitectónico recuerda a los juegos de luz de los templos mayas, aunque no existe evidencia de que el cenote haya sido modificado por antiguas culturas con este propósito.
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Un ambiente casi subterráneo
El cenote está completamente cubierto por una cúpula semicerrada. La atmósfera es silenciosa, húmeda y oscura, y el eco amplifica cualquier sonido. Las estalactitas cuelgan desde el techo como agujas de piedra, y el agua, de un azul lechoso por la iluminación artificial, crea un contraste marcado con las paredes calizas.
En ciertos momentos del día, cuando el rayo de luz y la neblina interna se combinan, el lugar parece sacado de un escenario cinematográfico. Muchos visitantes describen la experiencia como “irreal” o “de otro mundo”.
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Leyendas y misterio
Como muchos cenotes de Yucatán, Suytun tiene su propia carga simbólica. Habitantes locales cuentan que, antes de convertirse en atractivo turístico, el sitio era evitado por su atmósfera “pesada” y su profunda oscuridad.
Algunos relatos mayas mencionan que este tipo de cenotes cerrados eran considerados sitios de transición, puertas hacia el inframundo o Xibalbá, lugar donde se comunicaban los dioses y los hombres.
Si bien no existe evidencia arqueológica clara que relacione a Suytun con rituales antiguos, los elementos naturales del cenote —oscuridad, profundidad y silencio— coinciden con los rasgos simbólicos de los cenotes sagrados.
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Un atractivo singular para el turismo
Con el auge de la fotografía y las redes sociales, el cenote se ha convertido en un ícono visual. La imagen de una persona parada en el círculo de piedra, rodeada de penumbra y bañada por el rayo de luz, es hoy una de las postales más difundidas de Yucatán.
No obstante, a pesar de su popularidad, su formación geológica poco común y su apariencia casi teatral continúan fascinando a visitantes y especialistas.