Yucatán no solo es tierra de tradiciones, cenotes y arquitectura colonial; también es cuna de una riqueza musical que ha trascendido generaciones. Desde los acordes de la trova hasta las fusiones contemporáneas que mezclan ritmos mayas con sonidos modernos, los músicos yucatecos han dejado una huella profunda en la historia cultural de México.
La música en Yucatán tiene raíces que se remontan a la época prehispánica, cuando los mayas utilizaban instrumentos de viento y percusión para acompañar ceremonias rituales. Con la llegada de la colonización, estos sonidos se mezclaron con las influencias europeas, dando origen a expresiones como la jarana yucateca, que más tarde se convirtió en un símbolo del mestizaje musical del estado.
Entre los nombres más emblemáticos de la música yucateca se encuentra Guty Cárdenas, figura insigne de la trova romántica de principios del siglo XX. Sus composiciones, como “Nunca” y “Rayito de sol”, se convirtieron en clásicos interpretados por artistas de todo el país. Su voz y su guitarra dieron identidad al llamado “bohemio yucateco”, aquel que canta al amor, la nostalgia y la vida cotidiana.
Otro pilar de la trova es Ricardo Palmerín, compositor de temas inmortales como “Peregrina”, una canción inspirada en el romance entre el gobernador Felipe Carrillo Puerto y la periodista Alma Reed. Esta obra, más que una melodía, se transformó en un símbolo cultural que refleja la sensibilidad y el espíritu romántico del pueblo yucateco.
También destaca Pastor Cervera Rosado, conocido como “el último trovador romántico”. Su obra, profundamente ligada a la poesía y al sentimiento popular, mantuvo viva la tradición de la trova yucateca hasta las últimas décadas del siglo XX. Canciones como “Nunca te olvidaré” y “Flor de azahar” continúan interpretándose en festivales, serenatas y peñas artísticas de Mérida.
Sin embargo, la música yucateca no se limita al pasado. En la actualidad, nuevas generaciones de artistas están reimaginando las raíces sonoras del estado. Proyectos como Paté de Fuá, María Moctezuma, o el guitarrista Daniel Moreno combinan géneros como el jazz, la cumbia, el rock y la electrónica con ritmos y letras inspirados en el folclore peninsular.
En Mérida, el movimiento musical tiene un espacio propio cada semana: las Serenatas de Santa Lucía, donde trovadores, guitarristas y cantantes locales interpretan los grandes clásicos y presentan nuevas composiciones. Este evento, realizado desde 1965, se ha convertido en una tradición que reúne tanto a los habitantes como a los visitantes que desean experimentar la esencia cultural de Yucatán.
Además, instituciones como la Orquesta Típica Yukalpetén, fundada en 1942, continúan preservando la herencia musical del estado. Bajo la dirección de destacados maestros, esta agrupación interpreta obras tradicionales con instrumentos como la guitarra, el requinto, el clarinete y la marimba, manteniendo viva la esencia del sonido peninsular.
El Festival de la Trova Yucateca, que se celebra anualmente en Mérida, rinde homenaje a los grandes compositores y ofrece un escenario para que los nuevos talentos compartan su arte. Este evento es testimonio de que la trova no es una reliquia del pasado, sino una expresión viva que evoluciona con cada generación.
Los músicos yucatecos son más que intérpretes: son narradores de la identidad del pueblo. En sus canciones se escuchan los paisajes del sureste, el vaivén del mar, el rumor de los almendros y la calidez de su gente. Cada nota lleva consigo una historia, un recuerdo o un sentimiento que se transmite de voz en voz, de guitarra en guitarra.
Hoy, Yucatán sigue siendo una fuente inagotable de inspiración musical. Sus artistas, tanto los legendarios como los emergentes, demuestran que la música es una forma de hablarle al corazón, de mantener vivas las raíces y de recordarle al mundo que, en esta tierra, el arte no solo se escucha: también se siente.