La selva de Yucatán, rica en biodiversidad y colores, se ha convertido en un destino privilegiado para la observación de mariposas, una actividad que combina turismo ecológico, ciencia y conexión con la naturaleza. Esta práctica, que crece cada año en popularidad, permite a locales y visitantes descubrir la belleza y función ecológica de estos insectos alados en su hábitat natural.
Yucatán alberga más de 250 especies de mariposas, muchas de ellas endémicas de la Península. Destacan especies como la Morpho azul, famosa por el brillo metálico de sus alas, y la Heliconius charithonia, de rayas negras y blancas, también conocida como “cebra”. Las mariposas cumplen un rol fundamental en los ecosistemas, ya que participan en la polinización y sirven de alimento para aves, reptiles y pequeños mamíferos.
Los mejores lugares para su observación se ubican en zonas de selva mediana subcaducifolia, donde abundan los arbustos, lianas y flores silvestres. Áreas como la Reserva Estatal Biocultural del Puuc, la zona de Calakmul (limítrofe con Campeche), y los alrededores de comunidades mayas como Ek Balam y San Antonio Mulix, ofrecen condiciones ideales para este tipo de avistamiento.
Para los interesados, lo recomendable es acudir por la mañana, cuando las mariposas están más activas. Se sugiere llevar ropa clara, sombrero, repelente natural y una cámara con zoom. Además, algunos recorridos guiados son organizados por cooperativas locales que ofrecen senderos interpretativos y talleres de educación ambiental.
Los meses entre abril y julio, así como al final de la temporada de lluvias (septiembre-octubre), son ideales para el avistamiento, debido a la abundancia de flores silvestres. Sin embargo, durante todo el año es posible encontrar ejemplares.
Esta actividad, además de generar ingresos para las comunidades rurales, fortalece la conciencia sobre la conservación de la biodiversidad. A través de la observación de mariposas, se promueve una relación más respetuosa con la selva y los seres que la habitan, recordando que el aleteo de una mariposa, por pequeño que parezca, es vital para el equilibrio de la vida en el planeta.