La costa yucateca no solo ofrece paisajes de arena blanca y aguas tranquilas, también cuenta con una gran variedad de restaurantes que combinan mariscos frescos, ambientes únicos y vistas espectaculares al Golfo de México. Desde Progreso hasta Chelem, los viajeros y locales pueden encontrar propuestas gastronómicas que van desde lo elegante hasta lo relajado, siempre con el mar como telón de fondo.
Uno de los lugares más emblemáticos es Casa del Pastel, ubicado en Chicxulub Puerto. Este restaurante se encuentra en una mansión restaurada de varios niveles, con terrazas y mesas directamente sobre la arena. Su propuesta de cocina mediterránea e internacional fresca lo convierte en un punto ideal para cenas especiales, acompañado del sonido de las olas y una vista inolvidable.
Si lo que se busca es un ambiente más dinámico, El HaGuay Marea Bar en Progreso ofrece mucho más que platillos. Además de sus especialidades en mariscos, destaca por su mixología creativa, áreas de juegos como Jenga y paddleboards, y hasta alberca frente al mar. Su ubicación estratégica, junto a las letras turísticas del malecón, lo vuelve una parada casi obligada para quienes desean disfrutar de la playa en un entorno animado.
En Chelem se encuentra Molusk, un restaurante que ha ganado prestigio gracias al chef Gabriel Alayón. Su cocina costera se caracteriza por la creatividad y frescura, destacando entre sus platos el famoso Pulpo Molusk. Con un ambiente relajado y vistas directas al mar, es perfecto para quienes buscan una experiencia más íntima pero igualmente deliciosa.
Finalmente, en pleno malecón de Progreso, Crabster Seafood & Grill se presenta como una de las primeras opciones modernas de mariscos frente al mar. Su estilo contemporáneo, platillos como “Crabby Burgers” y pescados a la plancha, y el ambiente fresco lo convierten en un lugar versátil, ideal tanto para una comida familiar como para disfrutar con amigos.
Cada uno de estos restaurantes refleja un estilo diferente de la costa yucateca: la elegancia de Casa del Pastel, la diversión vibrante de El HaGuay, la calma gourmet de Molusk y la modernidad relajada de Crabster. Así, Yucatán demuestra que su litoral no solo es un destino para descansar, sino también un espacio para saborear el mar desde distintas perspectivas.