DZIBILCHALTÚN Y SU TEMPLO DE LAS SIETE MUÑECAS

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Dzibilchaltún es una de las ciudades mayas más antiguas y emblemáticas de Yucatán. Su nombre significa “Lugar donde hay escritura en las piedras”, una referencia directa a la gran cantidad de estelas y monumentos tallados que resguardaba. Se ubica a unos 17 kilómetros al norte de Mérida y destaca por su importancia histórica, arqueológica y astronómica. Entre todos sus edificios, el más famoso es el Templo de las Siete Muñecas, una estructura que ha captado el interés de investigadores, viajeros y amantes de la cultura maya gracias a su arquitectura, sus hallazgos y su perfecta alineación solar.

El sitio tuvo su apogeo durante el periodo Clásico Temprano y Medio, aunque evidencia arqueológica muestra ocupación desde épocas muy antiguas. Dzibilchaltún funcionó como un centro político, religioso y comercial, favorecido por su posición geográfica cercana a rutas hacia la costa y hacia el interior de la península. Su planeación urbana muestra calzadas, sacbés, estructuras monumentales, un cenote central y una gran plaza que sugiere una ciudad activa y habitada por una población considerable.

El Templo de las Siete Muñecas, también llamado Templo del Sol, es la construcción más conocida del sitio. Fue descubierto durante excavaciones en la década de 1950, cuando se encontró en su interior un conjunto de pequeñas figuras hechas de barro, las cuales dieron origen a su nombre. Las piezas, con formas humanas estilizadas y rasgos singulares, constituyen uno de los hallazgos más misteriosos de Dzibilchaltún. Aunque existen diversas teorías sobre su función, se piensa que pudieron usarse en rituales relacionados con la fertilidad, la muerte, el renacimiento o ciclos solares.

La relevancia del templo no se limita a las figuras encontradas. Su diseño arquitectónico muestra una sorprendente precisión astronómica. Cada año, durante los equinoccios de primavera y otoño, el sol aparece alineado con la puerta del templo, generando un efecto visual en el que el astro parece cruzar por el centro de la estructura. Este fenómeno demuestra el profundo conocimiento astronómico de los antiguos mayas, quienes construían edificios orientados a los movimientos celestes para organizar calendarios, ciclos agrícolas y ceremonias religiosas.

La estructura tiene un diseño cuadrangular, con muros gruesos y una escalinata que conduce a su entrada principal. Se cree que originalmente estuvo recubierta por estuco y colores intensos, como muchas otras edificaciones mayas. Frente al templo se extiende un largo sacbé que conectaba el edificio con el resto de la ciudad, simbolizando un eje ceremonial y político. Este camino elevado sugiere que la estructura tuvo un uso relevante en la vida ritual de Dzibilchaltún.

Además del templo, el sitio cuenta con el Cenote Xlacah, uno de los cenotes más grandes asociados a una zona arqueológica en Yucatán. Este cuerpo de agua fue fuente vital para los habitantes y espacio donde se han recuperado ofrendas, cerámicas y restos humanos. Su presencia refuerza la idea de Dzibilchaltún como un asentamiento estratégico y bien abastecido.

Hoy, Dzibilchaltún es un lugar de visita obligada para quienes desean conocer una cara distinta de la civilización maya: menos monumental que Chichén Itzá pero más antigua, más cotidiana y profundamente ligada a la observación del cielo. Cada equinoccio, visitantes locales y extranjeros acuden a presenciar el juego de luz en el Templo de las Siete Muñecas, una experiencia que une arqueología, historia y asombro. El sitio continúa siendo estudiado por especialistas, quienes encuentran nuevas pistas sobre la vida política, económica y espiritual de los antiguos mayas del norte de Yucatán.